La teoría del Capital Humano surge en los Estados Unidos de la mano de Gary Stanley Becker con su obra El capital humano (1960).
En aquella época tuvo lugar una gran expansión económica, donde la planificación educativa giraba en torno a la demanda social, la necesidad de mano de obra y, naturalmente, de la tasa de beneficios. Esta teoría sostiene que la inversión más rentable que un sistema económico puede hacer para crecer es aquella que se realiza en la mejora de su capital humano. Es decir, la mejor inversión es la que se dedica a la formación de los recursos humanos, a la tecnología, a mejorar la organización del trabajo y de los métodos de gestión y, en definitiva, a la educación de las personas.
Se establece una analogía directa entre la inversión en capital físico (fábricas, carreteras, herramientas) y en capital humano (educación y cualificación para el trabajo), al entenderse el gasto en educación más como inversión que como consumo. Pero posicionándose de manera evidente en favor del capital humano, ya que este último, a diferencia de lo que ocurre con el capital físico, no está sometido al riesgo de su pérdida o expropiación.
Además, las ventajas del capital humano también se pueden apreciar en el terreno personal, constatándose como las personas que tienen mayor formación son las que obtienen mejores rentas.
Las actividades más importantes que constituyen ese capital humano son los equipos y servicios de salud, la formación en el puesto de trabajo, la educación formal, los programas de estudio para adultos y la movilidad ocupacional (Schultz, 1983). De modo que las inversiones que se lleven a cabo en esas actividades mejoran la productividad de los recursos humanos e incrementan las rentas de las personas o sociedades que realizan tales inversiones.
Dado que el capital humano es una inversión, ésta se evalúa por la diferencia entre gastos iniciales: el coste de los gastos de educación y los gastos correspondientes, el coste de productividad, es decir, el salario que recibiría si estuviera inmerso en la vida activa, y sus rentas futuras actualizadas. El individuo hace, así, una valoración entre trabajar y continuar una formación que le permita, en el futuro, percibir salarios más elevados que los actuales. Se toma en cuenta también el mantenimiento de su capital psíquico (salud, alimentación, etc.).
En esta teoría cobra especial importancia el trabajador capitalista, porque lo que consumen en educación se convierte en una inversión. Es decir, “los trabajadores no se han convertido en capitalistas por la difusión de la posesión de los stocks de las empresas, tal como habría señalado el saber popular, sino por la adquisición de un conocimiento y una habilidad que tiene valor económico“.
Críticas a la teoría del Capital Humano
- Desde el punto de vista del credencialismo, la educación no tendría ninguna relación con los procesos de producción e impacto social; sino que, por el contrario, la educación se convierte en el vehículo por el cual los grupos logran estatus, poder y diferenciación social. En tal contexto, y en presencia de asimetrías en los mercados laborales y la vida social, los individuos se comportan estratégicamente; pugnando y gestionando la acumulación de títulos, certificaciones, etc. a cualquier costo y esfuerzo. Por lo tanto, no se trata de que cada vez los puestos de trabajo requieran más cualificación, sino de que el número cada vez mayor de títulos produce una inflación de los mismos, que conduce a una espiral de requisitos a la hora de adjudicar esos puestos.
- En contrapartida a la teoría del Capital Humano, Thurow propone el modelo de competencia por los puestos de trabajo, que sostiene que en el mercado laboral no se ajustan las cualificaciones a los puestos de trabajo. El sistema educativo no tanto cualifica para el empleo como otorga unas credenciales que permiten a los individuos situarse en lo que Thurow llama colas de empleo; en esas colas de empleo los individuos, una vez consigan el primer empleo, irán recibiendo cualificaciones sobre la marcha, según las oportunidades de empleo existentes en la economía e incorporándose, de esa manera, a una escala de ingresos.
- Siguiendo con el modelo de Thurow, el aumento de la educación produce efectos de tipo individual y, a la vez, defensivo. Ello supone que, si se produce un incremento en la oferta de mano de obra, los individuos deben aumentar necesariamente su educación, con objeto de defender su propia cuota de mercado y sus salarios. Según Thurow, la educación se convierte en un gasto defensivo necesario para proteger la propia cuota de mercado.
- Otra de las teorías que cuestiona la del Capital Humano es la teoría de la correspondencia entre la escuela y la sociedad, de Bowles y Gintis, que se basa en la idea de que el sistema educativo sirve para reproducir la desigualdad económica y para distorsionar el desarrollo personal. Señalan que la tarea del sistema educativo en la sociedad es producir una fuerza de trabajo que se adapte y que acepte como legítimas las pautas de desigualdad requeridas por el sistema capitalista de producción. Una tarea que realiza tanto mediante el currículum explícito como, sobre todo, por el implícito u oculto. A través de éste, los alumnos adquieren las cualidades básicas buscadas por la producción capitalista: obediencia, puntualidad, disciplina y productividad.
- Otras críticas importantes son la imposibilidad de comprobar que el aumento de la educación lleve a un aumento de la productividad, y que olvida que el incremento económico está condicionado por el contexto de cada país.
A modo de conclusión:
Podría decir, que en algunas cuestiones estoy de acuerdo con la teoría del Capital Humano, ya que invertimos en educación para adquirir unos conocimientos que nos permitan poder optar a un puesto de trabajo y ganar dinero. Sin embargo, en la actualidad el poseer un título universitario ya no es suficiente para tener trabajo; el criterio para seleccionar a un trabajador es tener experiencia previa o tener referencias. Sin embargo, ¿cómo se puede pedir a los que tenemos titulaciones y acabamos de salir de la universidad experiencia previa si no hay demanda laboral?
Por este motivo, creo que uno de los puntos débiles de la teoría del Capital Humano es que es difícil realizar un cálculo preciso de la inversión en educación en dinero y en tiempo, especialmente a nivel individual. Asimismo, esta teoría da por hecho que hay un equilibrio constante entre la oferta y la demanda porque no tiene en cuenta los cambios económicos que pueden ocurrir.
Para terminar, otro aspecto a destacar es que todo se mueve en base a lo económico, y la Constitución no iba a ser una excepción. En ella se establece que todos tenemos derecho a una educación, pero entonces, ¿qué ocurre con las personas que no dispongan de dinero para poder invertir en educación? ¿No tienen ese derecho? Como siempre las personas con menos recursos económicos salen más perjudicados.
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